Hábil músico que evitó el foco de atención por la sala de clases, entrenando estudiantes como la Reina Elizabeth II. Influenció a muchos pianistas españoles.
Dejó España para perseguir estudios en París donde su mentor fue Gioachino Rossini.
Fue organista de la Iglesia de San Sebastián de Santa María, profesor del Conservatorio Real de Madrid y organista de la Capilla Real.
Su primer maestro fue su padre, el músico de iglesia Mateo Albéniz.
Fue inspirado por el trabajo de la también pianista española Amparo Iturbi.